Salvar a Sakineh


No sé si estoy en contra o no de la pena de muerte, pero de lo que sí estoy seguro es de que estoy absolutamente en contra de que exista la pena de muerte por lapidación; y claro, esta certeza absoluta se vuelve aún más poderosa cuando el condenado a muerte es una mujer y el delito es el adulterio.

Sakineh Mohammadi Ashtianí estuvo a punto de convertirse en la víctima más reciente de esta inhumana e indescriptible forma de morir; lo pienso y me faltan adjetivos, no se me ocurren palabras para nombrarlo de alguna manera.

Ella está encerrada desde hace cinco años esperando una pena de muerte que debía llegar el 10 de julio, que hoy, gracias a las presiones internacionales, aún no ha sido ejercida, pero que lamentablemente aún puede ser aplicada.

Para matar a Sakineh debían enterrarla hasta el cuello y lanzarle piedras, “no tan pequeñas como para no lastimarla, pero no tan grandes como para matarla muy pronto”, así lo marca la ley islámica, que por increíble que parezca está completamente aceptada en su Código Penal.

Hace pocos días la Embajada de Irán en Londres anunció que no lapidarían a Sakineh, pero que le conmutarían la pena de muerte porque aún seguía condenada, ahora lo harán más “humanamente”: tendrá muerte en la horca.

Lo más grotesco de esto es la “seriedad” de su delito: la acusan de haber “engañado” a su marido con otro hombre; un marido que lleva más de un año muerto y al que aún le tiene que ser fiel porque así lo marca su ley. Además, y para empeorar las cosas, Sakineh tiene un hijo y una hija pequeños que han tenido que sufrir, sumado a la posible muerte de su mamá, el acoso de las autoridades por hablar en público y pedir ayuda para ella.

La muerte por lapidación suena a locura absoluta, una locura que ha sido ejercida al menos en 6 ocasiones desde el 2002 según registros, y a la que además esperan 11 personas más para enfrentarse a ella. ¿Imagínense qué puede estar pasando por la cabeza de quienes están arrojando una piedra al condenado a muerte? Imaginen lo deschavetados que tienen que estar para arrojar una segunda piedra, y una tercera, y todas las que sean necesarias hasta que el condenado muera.

Sakineh aún puede ser salvada de la muerte, no es suficiente con el “alivio” de no ser lapidada; aún puede regresar a su casa y vivir con sus hijos si la presión es la suficiente. El internet también sirve para eso; entra a http://freesakineh.org y firma la petición, dile que también nosotros, de alguna forma, luchamos por ella.


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