Se va Saramago

Sólo tres o cuatro libros que he leído en mi vida me han hecho llorar, uno de ellos, “Ensayo sobre la Ceguera”, y mi primer contacto con Saramago. Lo leí en Barcelona, en una promoción del diario El País que te daba un libro de pasta dura en una muy buena edición por sólo 4 euros. Lo leí hace 6 años y me ha acompañado desde ese momento.

Lo confieso, no lo conocía como autor, poco sabía de él, pero después de leerlo la primera vez causó en mí un impacto profundo. Su concepción de un mundo habitado por ciegos, en el que sólo una persona ve, me dejó pasmado. La manera en la que proyecta las personalidades, valores, instintos, reacciones del mundo y de los nuevos ciegos ante la “epidemia”, creo que me hizo ver al hombre (como raza, no como género) de otra manera, y por supuesto, mi perspectiva ante la vida cambió, reforzando completamente mi idea sobre la importancia de valorar los pequeños detalles, dedicarle un tiempo de tu vida a la contemplación profunda, la contemplación del mundo como es.

Después vinieron otros más: “Todos los nombres”, “Las intermitencias de la muerte”, “El hombre duplicado”, etc., y en cada uno encontraba un Saramago nuevo pero conocido, como si se estuviera convirtiendo en un buen amigo, o mejor aún, en una especie de guía, un buen filosofo de la vida a quien valía la pena seguir.

Mientras lo leía, me fui acostumbrando a su peculiar estilo, la ausencia de signos de puntuación o marcas que te hagan distinguir la intervención de los distintos personajes durante los diálogos, complica la lectura. Leí una nota que narra que en una conferencia le preguntaron cómo podían hacer para leerlo más fácilmente, y él contestó: Lea en voz alta. Probaremos, dice que funciona.

He regalado el “Ensayo sobre la Ceguera” varias veces, a personas importantes para mí, quería (y quiero) compartir lo que me dejó. Ahora, gracias a Fernando Meirelles y “Ceguera” (su adaptación al cine del libro, y creo que muy buena por cierto), mucha más gente conoce la historia. Claro, como siempre no es lo mismo leerlo que ver la película, pero por lo menos pasa el mensaje.

Ahora se fue, pero nos dejó mucho, y me dejó mucho a mí.

Gracias Saramago, gracias por todo.