Hace exactamente 30 años, esta foto daba vuelta al mundo. En ella vemos a Hector Peterson, considerado el primer muerto del movimiento del cambio sudafricano, que pretendía terminar con el Apartheid. Lamentablemente, ese 16 de junio la “Revuelta de SOWETO” dejó como resultado más de 500 jóvenes muertos. Jóvenes de secundaria y preparatoria que dejaron sus escuelas para pelear por derechos tan básicos como la educación y la libertad. Aquí les dejo la nota completa:
Nosotros también tuvimos un 68, y mucho otros movimientos sociales, que de una u otra manera marcaron un parteaguas en la historia de nuestro país. La cuestión aquí es justamente esa, la participación y responsabilidad social.
Tal pareciera que en nuestra ciudad, a pesar de ser la más importante del Estado, estos dos términos de participación y responsabilidad se quedaron olvidados, sobre todo en los jóvenes.
Con algunas honrosas excepciones en nuestra historia más reciente de grupos estructurados que trabajan de manera formal como Posindis (Por una Educación sin Discapacidad) y CyDEVI (Ciegos y Débiles Visuales); o algunas protestas bien organizadas como los vecinos de Jardines de Jérez que no dejaron que les quitaran sus árboles del camellón, o incluso una carta que vi también el día de ayer en el periódico de un movimiento ciudadano que no quiere que aumenten el pasaje del transporte urbano; y otras nada honrosas como los famosos “EcoAnarquistas” que han puesto en jaque a la policía los últimos meses; nuestra sociedad pareciera que está conforme con todo lo que pasa en esta ciudad.
Es casi nulo el trabajo estructurado y bien organizado en sectores como la Ecología, el Desarrollo Sustentable, o la misma Educación. Son pocos los grupos que han surgido para apoyar por ejemplo la promoción de la Cultura y el Arte. Los esfuerzos de los jóvenes universitarios se quedan sólo en las universidades, y muy pocas veces salen más allá de sus puertas, o lo hacen de manera aislada sin dar seguimiento al desarrollo de proyectos. La ciudadanía en general protesta en pocas ocasiones cuando hay problemas en puerta; y son inexistentes las ONG´s y pocas las Asociaciones Civiles que cuentan con planes de trabajo que ya tengan cierta trayectoria.
Esto no quiere decir que no hay grupos ya funcionando, y que funcionan muy bien, o esfuerzos ejemplares que merecen todo reconocimiento; es simplemente subrayar que aún nos quedamos muy cortos, y nos quedamos cortos justamente porque estos esfuerzos no encuentran eco en el resto de la ciudadanía. Nuestra preocupación por el entorno (ecológico, social, económico, etc.) debe crecer, nuestro compromiso debe ser mayor si es que queremos desarrollarnos como sociedad.
Y si en este momento volteamos todos a Sudáfrica a ver el futbol, volteemos también a uno de los líderes más importantes de nuestra historia contemporánea, Nelson Mandela, que durante su estancia en la prisión y su lucha por la libertad de su país, se repitió incansablemente el siguiente verso de William Ernest Henley, del poema "Invictus” (si, el nombre de la película dirigida por Clint Eastwood, no viene del equipo de rugby): "Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma."
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